jueves, noviembre 23, 2006

Stefannia Ayala Yepes

Entre Descartes y Husserl

Antes de comenzar hablar de la epistemología de los siglos XiX y XX es necesario escudriñar el significado etimológico. Digamos pues que, Epistemología es un término del griego, episteme, 'conocimiento'; y de logos, 'teoría', es decir, la palabra epistemología designa “tratado del conocimiento o de la ciencia”. Pero en general la epistemología se va entender como una rama de la filosofía que trata de los problemas filosóficos que rodean a la denominada teoría del conocimiento
[1]. Ocupándose así, de la definición del saber y de los conceptos relacionados, de los criterios, de los tipos de conocimientos posible y del grado con el que cada uno resulta cierto.

Sin embargo, para este trabajo nos vamos a concentrar en el racionalismo especialmente en la figura de Rene Descartes como el representante del siglo XIX y de Edmundo Husserl como el representante más significativo del siglo XX.

La epistemología del siglo XIX nos introduce en un problemática que esta determinada por la lucha de dos escuelas europea. Estas escuelas estaban empeñadas en mostrar la relación exacta entre el que conoce y el objeto conocido. Estamos hablando obviamente del racionalismo que contaba con seguidores como el francés René Descartes, el holandés Baruch Spinoza y el alemán Gottfried Wilhelm Leibniz; y el empirismo que contaba entre sus filas con pensadores tales como los ingleses Francis Bacon y John Locke. En el caso del racionalismo la principal fuente y prueba final del conocimiento era el razonamiento deductivo basado en principios evidentes o axiomas. Al contrario del racionalismo, el empirismo pensaba que la fuente principal y prueba última del conocimiento era la percepción.

Recordemos el tan sonado ejemplo de cómo los sentidos no son una fuente confiable de conocimiento. Digamos entonces que introducimos una vara de madera en un estanque. Notamos que la vara se nos quiebra os e nos tuerce. ¿Qué podemos pensar que le pasa a la vara de madera? Sufrimos una alucinación en la vista, debido al fenómeno de de la refracción estudiada en física. Pero debemos preguntarnos: ¿sufre nuestra vista de mayores alucinaciones? ¿Estaremos engañados respecto a la verdadera forma de muchos objetos?

Sabemos que la tierra se mueve alrededor del sol. Pero, ciertamente, nosotros vemos más claro que el día y la noche se forman al moverse el sol. Aparece al anochecer por el oriente y se oculta por el poniente. ¿Quién siente que es la tierra la que da la vuelta completa alrededor de sí misma en veinticuatro horas, creando así el día y la noche? ¿Nos estaremos equivocando al conocer nuestro mundo, la pensar, al creer que existimos, al hablar?
Este es el punto que parte Rene Descartes para cuestionarse si nuestro conocimiento es verdadero investigar si los resultadazos de la ciencia no nos engañan. Es necesario entonces preguntamos: ¿qué es lo que realmente conocemos? En su Discurso del método (1637), Descartes inauguró el nuevo método que podía permitir alcanzar la certeza y el fundamento de la racionalidad. Entonces se dio a conocer el método de la duda metódica. Dudar de la certeza de mi conocimiento sensible, dudar de mi entendimiento, dudar de todo: “pensar que el cielo, el aire, la tierra, los colores, los sonidos y todas la cosas externas no son otro cosa que sueños que quieren engañarme. A mi mismo he de considerar como si no tuviera manos, ni ojos, ni carne, ni sangre, ni ningún sentido, sino que todo esto lo he tenido falsamente
[2]” lo anterior fue resumido por el francés en su máxima “cogito, ergo sum” que quiere decir, pienso luego existo. Es decir existo porque pienso; mi existencia es fruto de mi pensamiento.

Por el lado, del siglo XX tenemos que se prestó especial atención a la relación entre el acto de percibir algo, el objeto percibido de una forma directa y la cosa que se puede decir que se conoce como resultado de la propia percepción. Los autores fenomenológicos afirmaron que los objetos de conocimiento son los mismos que los objetos percibidos. En este sentido tenemos al Filósofo alemán Edmundo Husserl al representante más importante con la fenomenología.

Por medio del método fenomenológico se puede distinguir cómo son las cosas a partir de cómo uno piensa que son en realidad, alcanzando así una comprensión más precisa de las bases conceptuales del conocimiento. Husserl definió la fenomenología como el estudio de las estructuras de la conciencia que capacitan al conocimiento para referirse a los objetos fuera de sí misma. Este estudio requiere reflexión sobre los contenidos de la mente para excluir todo lo demás. Husserl llamó a este tipo de reflexión ‘reducción fenomenológica’. Ya que la mente puede dirigirse hacia lo no existente tanto como hacia los objetos reales, Husserl advirtió que la reflexión fenomenológica no presupone que algo existe con carácter material; más bien equivale a “poner en paréntesis la existencia”, es decir, dejar de lado la cuestión de la existencia real del objeto contemplado.

Lo que Husserl comprobó cuando analizaba los contenidos de la mente fue una serie de actos como el recordar, desear y percibir, e incluso el contenido abstracto de esos actos, a los que Husserl llamó ‘significados’. Esos significados, proclamó, permitían a un acto ser dirigido hacia un objeto bajo una apariencia concreta, y afirmó que la direccionalidad, que él llamaba “intencionalidad”, era la esencia del conocimiento.

Ahora bien, como vemos Descartes y Husserl parten de presupuestos distintos pero con una misma intención: ¿Cuál es el conocimiento verdadero? Para descartes como vimos el subjectum (sujeto) es el que constituye por la representación un horizonte de los objetos. Mientras que para Husserl la cosa es fenómeno por si misma, y contiene vario significado
[3].

En fin, me parece que la epistemología se constituye en una de las grandes problemáticas de la filosofía porque no encuentra una base sólida que la fundamente, sino se queda en diversas corrientes que se acercan a variadas interpretaciones.


Bibliografía utilizada

VÉLEZ, Jaime. Curso de filosofía I. Edición Loyola, segunda edición

Historia de la filosofía. Hirsbersger. Editorial Herder. Tomo II

SALAZAR, ramos Roberto. Filosofía contemporánea. Ediciones USTA.

GAMBA, Rafael. Curso de filosofía.

MORA, Ferater. Diccionario de filosofía.


[1] Historia de la filosofía. Hirsbersger. Editorial Herder. Tomo II
[2] VÉLEZ, Jaime. Curso de filosofía I. Edición Loyola, segunda edición.
[3] Por ejemplo: el agua para un científico es H2O; para un sediento es principio de vida; para un campesino es pronostico de fecundidad; para el que se esta ahogando una menaza, etc.

2 Comments:

At 9:30 a. m., Anonymous Anónimo said...

creo que nunca cesaràn los debates acerca del conocimiento y sus fuentes; unos postularàn la vìa sensorial, otros la empìrica. algunos, inclusive, pondràn en duda toda forma de acceder al conocimiento por parte del hombre.

Descartes pertenece a una època en la que el hombre creìa resolverlo todo con la simple y pura RAZÔN; èsta, segùn, servìa para explicarnos la vida y el mundo. una escisiòn que a la larga nos ha costado caro, ya que por vìa de la razòn hemos fomentado odios raciales, religiosos, sociales; hemos propiciado guerras y muertes.

como se ve, la razòn, muy ùtil en algunos aspectos, muchas veces no sirve ni para sus inventores. el hombre no es un ser enteramente racional.

abrazos y felicidades.

 
At 7:53 p. m., Blogger Felipe Chávez G. said...

gracias por este comentario, aunque este post lo dejé como ejemplo de lo que es un ciber plagio... perosonalmente no creo q el autor sea quien lo firma

 

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